“EL GRAN MANDAMIENTO Y EL RESPETO POR LA VIDA”

 

“Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.”
Mateo 5:21,22

 

Hace años leí esta historia que tiene diferentes narraciones, (una de ellas llevada al cine en una película titulada “la Duda” y que dice más o menos así: “En un pueblo pequeño de Europa, había un señor que tenía la mala costumbre de murmurar de sus vecinos e inventar falsas historias sobre ellos, el asunto es que solo hablaba mal del resto de las personas y cualquier situación era buena para sus comentarios. Pero un día sintió que no era correcto lo que estaba haciendo y se arrepintió de su chismosa vida que había lastimado a muchas personas. Sin embargo a pesar de su aparente arrepentimiento, en su interior seguía sintiéndose mal. Carente de paz fue a ver a un anciano pastor para  pedir su consejo y le contó toda su situación pasada y presente. El  pastor, después de pensarlo, salió de la habitación regresando al poco rato con una almohada de plumas en sus manos y rápidamente le cortó con unas tijeras la parte superior de la funda. A continuación la entregó al “arrepentido chismoso” y le dijo: “Ahora vas a salir por todo el pueblo y en cada esquina quiero que saques un puñado de plumas de la almohada y las tires al aire, hasta que la funda quede vacía, después regresa para que hablemos.” Como dos horas después regresó el hombre de su “fácil” tarea y el pastor le encargó entonces una misión imposible: “ahora, quiero que vuelvas a salir y juntes todas las plumas que regaste y las guardes nuevamente en la almohada.” El hombre se enojó mucho con el anciano pastor y le dijo: “¿Es que usted cree que yo puedo regresar a la almohada cada pluma que el viento se llevó? ¡Con dificultad puede ser que encuentre algunas, pero siempre se perderán muchas de ellas!” Entonces el pastor lo miró a los ojos y le dijo: “Eso también ocurrió con tus historias, chismes y mentiras que mataron la fe, el amor, la integridad, la vida de muchos de tus vecinos. La fuerza de las palabras que nosotros sacamos de nuestra boca, como las plumas ya se fueron, se dispersaron, se volaron y muchas veces es imposible regresarlas. Dios te perdone y ayude a encontrar a muchos de los que has dañado y puedas pedirle perdón. Solo así podrás tener paz.”

 

El sexto mandamiento nos dice: “No matarás”, pero,  es muchísimo más que dos simples palabras. Los otros cuatro son una forma de ejemplificar lo que significa, porque ¿qué sucede cuando se adultera? una muerte. ¿Acaso no sucede lo mismo cuando se le roba, miente o envidia al prójimo? Veamos esta gran enseñanza en el día de hoy:

 

Miami, marzo 1, 2020 Mes de la Iglesia

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