“EL MISIONERO Y SUS COLABORADORES”

 

“Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas   que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente   también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están   en el libro de la vida” Filipenses 4:2,3

 

William Carey (1761–1834) fue un pastor bautista inglés conocido como el “Padre de las Misiones Modernas”. Carey fue uno de los fundadores de la Sociedad Misionera Bautista en tiempos que no había agencias y ni siquiera interés en el tema de misiones. Con frecuencia le decía a los pastores “yo estoy dispuesto a bajar al pozo, si ustedes sostienen la cuerda.” Resaltando la necesidad de apoyar económicamente el trabajo misionero o “sostener la cuerda”. Para que los misioneros “bajaran”.

 

A los 14 años aprendió el oficio de zapatero, el cual le sirvió para   mantenerse cuando fue nombrado pastor de una pequeña congregación incapaz de sostenerlo económicamente. Sus predicaciones y oraciones públicas mostraban un intenso interés por los paganos, por lo cual sus más cercanos colaboradores dijeron que era “un pobre iluso”.

 

En 1792 la Asociación a la cual pertenecía su iglesia se reunió en  Nottingham, capital del condado y Carey predicó un sermón basado en Isaías 54:2,3 y en el desarrollo expuso 2 puntos que fueron un lema   para el resto de sus días: “Esperad grandes cosas de Dios, Emprended grandes cosas para Dios”

 

Al hablar de este llamamiento con otros siervos de Dios no era siempre  comprendido o bien recibido. En una reunión de pastores bautistas,   cuando enfatizaba la necesidad de llevar el evangelio a los paganos, un pastor de más edad y experiencia desesperado le dijo: “¡Joven,   siéntese, siéntese! Usted es un entusiasta, pero cuando a Dios le    complazca convertir a los paganos, Él sabrá hacerlo sin consultar ni a usted, ni a mí.” ¡Por suerte Carey no le hizo caso a ese consejo!

 

En 1793 él y su esposa Dorothy, acompañados de dos pequeños hijos, se embarcaron rumbo a la India a la cual llegaron después de un largo viaje de cinco meses. En ese tiempo aprendió el idioma bengalí.

 

Su ministerio no fue fácil. Sin embargo, sabía que Dios le había llamado y fue persistente en la evangelización en medio de la idolatría y la  indiferencia. Pasó años de trabajo sin ver fruto (ni un convertido hindú en siete años), deudas, deterioro mental de su esposa, muerte; solo por la gracia de Dios, Carey persistía en el llamado de Cristo.

 

Murió y fue enterrado en la India siendo muy pobre, a pesar de las grandes donaciones que recibió, porque, siempre invirtió esos recursos en la obra misionera.

 

Hoy hablaré de aquellos que “sostienen la soga” para que otros puedan bajar al pozo de la obra misionera. El apóstol Pablo llama a esos ayudantes COLABORADORES. Veamos:

 

 

Miami, 18 de octubre 2020 Mes de las Misiones

 

 

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