
“ADORACIÓN ES…”
“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?”
Salmo 42:1,2
El Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento (W.E. Vine) dice que “la adoración a Dios no se define en ningún pasaje de las Escrituras y no queda limitada a la alabanza; ampliamente la adoración puede considerarse como el reconocimiento directo de Dios, de su naturaleza, atributos, caminos, y demandas, ya bien por el derramamiento del corazón en alabanza y acción de gracias, o bien mediante actos ejecutados en el curso de tal reconocimiento.” La semana pasada vimos que la adoración es: Temor Reverente, Obediencia, Confesión y Acercarse al Trono de la Gracia. Hoy veremos, conforme a la definición del diccionario, otros “actos ejecutados en el curso de tal reconocimiento.”
Tomaremos como base de nuestra meditación de hoy el Salmo 42 un masquil de los hijos de Coré, (la palabra masquil significa un tipo de poema contemplativo o didáctico), veamos:
1- La Adoración es Buscar Ver el Rostro de Dios:
“Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?” (Sal 42:2) Una mejor traducción de la última frase de este versículo es: “¿cuándo entraré y veré el rostro de Dios?” Pero, considerando que nadie puede ver el rostro de Dios (Éxodo 33:20) y seguir viviendo es que se traduce de la forma que tenemos en nuestra Biblia, pero, considerando las palabras de Pablo en Colosenses 1:15: “Él es la imagen del Dios invisible…” nosotros en nuestra adoración podemos “ver el rostro de Dios.”
¿Cómo nos debemos presentar delante de Dios?
(1) Con sinceridad
(2) Con fe:
(3) Pidiendo perdón:
(4) Sabiendo que seremos perdonados: “acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.” (Heb 10:22)
2- La Adoración es Desear, Desesperadamente a Dios:
“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.”