
“ADORACIÓN ES…”
Juan 4:23,24
“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él” Juan 14.21
Estamos viendo algunas señales de la adoración verdadera. La semana pasada tratamos sobre el amor como la verdadera motivación de nuestra adoración y hoy trataremos otros aspectos importantes.
Para que nuestra adoración sea verdadera debemos considerar las palabras de Jesús: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama…” (Juan 14:21) Así que no estamos hablando de ceremonias, sino de obediencia a la Palabra de Dios.
Cuando Martín Lutero dio inicio a la reforma del cristianismo en el siglo XVI partió del principio de rechazar solo aquellas cosas que específicamente eran contrarias a las Escrituras, los bautistas por lo general seguimos el principio de rechazar todo lo que no es mandado específicamente en las Escrituras, llegando a la conclusión de que nadie tiene el derecho, si quiere que su adoración sea verdadera, a introducir prácticas ajenas e innecesarias que no tengan fundamento bíblico.
Para que nuestra adoración sea verdadera debemos tener:
1- Una aplicación apropiada de las Ordenanzas (Santa Cena y Bautismo):
Mateo 28:19: “…bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”
1Co 11:26: “Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.”
A la luz de las Escrituras entendemos que Jesús nos dejó dos ordenanzas, a saber: La Santa Cena y el Bautismo. Pero primero definamos:
(1) ¿Qué es una ordenanza? ¿Es lo mismo que un sacramento?
Veamos esta definición: “Una ordenanza es una regla o una práctica establecida por una persona con autoridad. En la iglesia decimos que las ordenanzas son aquellas ceremonias o prácticas establecidas por Dios por medio de su palabra y que fueron escritas para que sus hijos las cumplan. Cada una de estas ordenanzas tiene un significado espiritual; simboliza un aspecto de nuestra vida cristiana. Cumplir una ceremonia o mantener una práctica no tendrá ningún valor a menos que esté acompañada de la fe y una vida espiritual. De esta manera nosotros creemos que estas ordenanzas establecidas por Dios son de gran valor en la experiencia de la iglesia.” (Cristianismo Primitivo)