“¿BUENA o MALA? TU ADORACIÓN”

“¡Ay de los que a lo malo llaman bueno; y a lo bueno, malo! Consideran las tinieblas como luz, y la luz como tinieblas. Consideran lo amargo como dulce, y lo dulce como amargo.” Isaías 5:20
“Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” Juan 4:24

¿Qué es la verdadera adoración? Es más que música. Es amor a Dios, entrega, obediencia, y ponerlo en primer lugar.

La verdadera adoración no admite sustitutos y parte de un corazón completamente sometido a Dios que glorifica y exalta la figura de Cristo como único y suficiente Salvador. Por tanto, puede ser buena cuando cumple esos requisitos, pero también puede ser mala cuando es lo contrario. Por eso, la pregunta pertinente es ¿Cómo es tu adoración?
En el culto cristiano el centro de la adoración debe ser la Palabra de Dios, es el momento cuando, en completa rendición escuchamos lo que Dios nos dice, o sea, su voluntad “agradable y perfecta”. La realidad es que muchos confunden adoración con música. Hace poco, un pastor local me dijo que para el aniversario de su iglesia invitó a un grupo de música cristiana y a un predicador. Me dijo que al presentar a los músicos expresó: “ahora el grupo musical nos preparará para escuchar la Palabra de Dios en boca del predicador invitado”. El asunto es que, antes de su presentación, uno de los integrantes dijo: “¡Usted está en un error pastor, nosotros no preparamos para nada, porque nosotros somos la palabra de Dios!”

En muchas iglesias contemporáneas el culto de adoración se ha convertido más en un concierto musical que en un servicio de adoración.
En nuestra adoración la música forma parte de ella, como las ofrendas, la lectura bíblica, la Santa Cena o el bautismo.
Y tan solo logra buenos resultados cuando el adorador dice: ¡Señor viviré tan solo para buscar tu Gloria y no mi voluntad!”
En la adoración, algunos vienen al templo a “buscar” bendiciones, cuando la realidad es que venimos a dar en un acto externo que debe estar motivado por un sentimiento interno. No es lo que uno recibe, ¡sino más bien lo que uno le da a Dios!

Nuestra adoración debe ser:
1- En Espíritu
2- En Verdad
3- Necesaria

En Jerusalén, en la explanada del Muro de los Lamentos, hay una inscripción que dice: “La presencia de Dios nunca se ha ido de este lugar”, pero, la realidad declarada por Cristo es que la bendición más grande que experimentamos en nuestro culto es que Dios busca adoradores para darles el mayor de los regalos, Su Presencia. Amén.
Pastor Felipe Rodríguez.