
“MENSAJE A LA IGLESIA GETSEMANÍ, EL SEÑOR ESTA A LA PUERTA”
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” Apocalipsis 3:20 Laodicea, era una ciudad de la provincia de Asia Menor (actual Turquía) fundada en el 250 a. de J.C. por Antíoco III quien la llamó así en honor de su esposa Laodice. El territorio era muy fértil y sus ovejas de lana negra eran usadas en tejidos de calidad. Laodicea llegó a ser un importante centro financiero.
Warren W. Wiersbe nos dice en su comentario: “El nombre «Laodicea» significa «el gobierno del pueblo» y sugiere una iglesia democrática que ya no sigue a sus líderes espirituales ni a la autoridad de la Palabra de Dios. La iglesia es tibia, una condición que viene al mezclar lo caliente y lo frío. Es una iglesia con verdad diluida con error. La tragedia es que esta iglesia es «rica» y no sabe que es pobre, miserable, ciega y desnuda. ¡Qué cuadro de la iglesia apóstata de hoy, con su prestigio, riqueza y poder político, y mientras tanto espiritualmente pobre!”. Hoy terminamos con nuestra serie “Mensajes a la Iglesia Getsemaní…” y el tema a tratar es el más difícil y peligroso de todos, me refiero al peligro de la tibieza espiritual.
Aun el lenguaje usado por el Señor para tratar este mal en su carta a la iglesia de Laodisea, nos causa una fuerte impresión ¡fue escrito para eso! Pero, no en lo físico, sino en lo espiritual, veamos como dice: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.” (Apocalipsis 3:15,16) El Señor se dirige al ángel como la encarnación y el representante de la Iglesia, o sea, al pastor de la iglesia, en nuestro caso, a mi persona. Mi responsabilidad delante de Dios es predicar Su Consejo, si dejo de amonestar el Señor al primero que “vomitará de su boca” es a mi. Es interesante notar que en griego una mejor traducción es: “He de …” o “estoy por vomitarte …” dando a entender que si hay un genuino arrepentimiento todo puede ser diferente. Esta es una reprensión motivada por el amor de Dios, su deseo no es “expulsarnos de su boca” por la tibieza espiritual, si no el cambio hacia el fuego de la santidad: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.” (3:19) “Caliente” (zestos), “celoso” (zeleue) son dos palabras que tienen la misma raíz en griego, el verbo zeo, que significa “estar caliente, hervir”. Su deseo es, como dice Romanos 12:11: “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes (zeo) en espíritu, sirviendo al Señor.” Para ello, “Dios esta a la puerta…”: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” (3:20) ¿Escucharemos hoy Su voz y abriremos la puerta de nuestros corazones? Esa es la gran pregunta que espera una respuesta, veamos:
Miami, 2 Febrero, 2020 Mes del Amor